Ludmilla Bonilla



Nació en Enero 20, 1963 Managua, Nicaragua

Luviana (II)
Mujer fuerte de sentimientos nobles,
corazón de azúcar
con la apariencia de un roble.
Ejemplo de rectitud y gallardia
doblegada por amor,
cual mantequilla derretida
desde que en madre fue convertida.
Como hermana no podría más pedir
porque orgullo es lo que siento
y me sobra, te lo tengo que decir.

Feliz cumpleaños hermana.


Mis Cinco Sentidos
Mis ojos, su equivalencia mis hijos
cual pura esencia de la inocencia
son los luceros de mi existencia.
Mi boca; para llamarlos
comer o cantar con ellos,
aconsejarlos o regañarlos
o simplemente para besarlos.
Mis oídos; para sus voces
cual dulce música percibir,
o un triste llanto,
si algún quebranto
me los hace sufrir.
Mi Nariz; puede captar
lo que les gusta, o lo que no.
La que respira sin vacilar
si ellos disfrutan, tal como yo.
Mi piel es la extensión de su sentir
cuando al caer, se suelen herir.
O con mis dedos
y unas cosquillas, los hago reír.
Cinco Sentidos he de tener
que con mis hijos han de crecer,
o por lo menos estremecer.

Esperanza
En éstos días de Celebración
para la mayoría,
por las víctimas del Cáncer
y su mejoría, elevo una Oración.
Que pronto la Ciencia
la cura encuentre,
que no siga afectando
a nuestra gente.
Que cada cadena de amor
les llene de Esperanzas
y pueda mitigar el dolor,
de las familias
que enfrentan ese horror.
Te pido Señor:
que apartes de todos el temor,
que a través de la Fe,
les fortalezcas y des valor.
Les entrego mi esperanza,
admiración y todo mi amor.



Misericordia

Con 22 años
mi mente maternal
quedó aturdida
cual la resonancia
en un campanario
por el diagnóstico cruel
de: Infertilidad.
Ansiedad, angustia
y frustración
se apoderaron
de mi corazón,
con tal desesperación
que no importaba
lo tortuoso que sería
alcanzar la fertilización.

Exámenes con nombres
que traba-lenguas parecen:
histerosalpingografia,
biometrias, ultrasonidos:
abdominal y transvaginal,
laparascopia, esperanzas,
dignidad, más pastillas.
El amor y la Fe prevalecían
para seguir adelante
con lo que el médico indicaba
y nada que concebia.

Más ilusiones, análisis,
regulación, ovulacion,
más información,
temperatura-basal,
T.A.C., Hipofisis,
dimensión, maduración.
Una, dos veces insistiendo
por los dolorosos,
incómodos e infructuosos
tratamientos,
con intervalos de descanso
para recuperar:
estabilidad emocional
y volver al peso ideal.

Por terquedad y necedad
justificando mis miedos
de incapacidad humana
para la maternidad
hacer el último intento,
aliviando mi alma
y dejando el resultado
en las manos de Dios,
no se logró la concepción
pero encontré resignación.

Cinco años más tarde
cuando me di cuenta
que en mi vientre infertil
mi hijo crecía
desapercibido por 12 semanas
parecía un sueño
ya no lo esperaba
ya no lo pedía
pero comprendí
que no era en mi tiempo
ni mi decisión
que era en el momento
que quería Dios.

Me sentí especial
y muy Bendecida
pude entender
que una madre joven
no debía ser
pues mi Joshua vino
a cambiar mi rumbo
a cambiar mi vida.
Un año después
la mujer que un día
fue llamada estéril
una nueva vida
estaba gestando
mi hija Analydia
se estaba formando
para completar
la Misericordia
del amor de Dios.

Si hubiera sabido
que al pasar 20 años
iba a disfrutar
a mis dos bellos hijos
no hubiera sufrido.
Pero ya no importa
quizás fue la Ofrenda
que Dios esperaba
para regalarme
la dicha deseada.