miércoles, 14 de mayo de 2014

Fernando Silva



Este poeta y narrador nacido en Granada en 1927. Generacionalmente se le ubica en la “Promoción del 50”, como un escritor inicialmente influido por el vanguardismo que posteriormente derivó hacia el exteriorismo. Más que vanguardista o exteriorista, lo que me ha parecido es un escritor desinhibido de influencias, quizás por su inicial formación autodidacta, y si con algo o alguien tiene deudas literarias es con la naturaleza, el río San Juan, donde se crió y creció bajo la sombra libertaria de su padre Francisco Silva Guerrero, el Comandante de su infancia, de su novela y de su poesía.

Uno de los autores mejor compenetrados con el habla nica, llegó a la poesía por medio de la naturaleza: “En 1933, después de la muerte de mi madre, Concepción Espinosa, me fui con mi padre, Francisco Silva Guerrero, al río San Juan, y lo primero que me llenó el vació de la falta de mi madre fue la naturaleza.

Una mañana estaba pescando, esperando con la paciencia simple del pescador, y me quedé viendo un tronco de árbol seco que tenía un hueco, y entonces, se me ocurrió escribir: ‘Un hueco a un lado se pega al ojo y al otro lado se pega al río’. No me pareció gran cosa, pero se lo enseñé a mi padre, con quien tenía una total y absoluta cercanía, le gustó mucho y él comenzó a fomentar mi interés en las letras conversando conmigo”.

Desde su niñez era un lector ávido y “todo libro que encontraba lo iba leyendo”; por medio de una revista se encontró con la obra de José Coronel Urtecho (1906-1994), Joaquín Pasos (1914-1947) y Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), y comenzó a tener “ese acercamiento simpático que da el arte”.


EL COMANDANTE

El Comandante es un viejo alto que sólo vive
fumando.
El puerto es muy triste y los guardias se van
a pescar.
Al mediodía el Comandante se cruza la calle
para ir al excusado
y allí se tarda bastante.
Después
sale amarrándose la faja
y se queda mirando la larga y asoleada calle,
sube luego las graditas de su casa
y se acuesta a dormir en una hamaca.
Allá, se levanta y ve irse
los botes mientras se desabotona la camisa
y se rasca.
Pero la tarde no deja de tener algo bonito.
El sol como un pájaro entre los palos,
que sale volando
cuando las poponé cantan por última vez.

RETRATO

Muchachito panzón,
pechuza,
con las patas llenas de lodazal.
(Vea mi muchachito,
ya puede hablar).
Muchachito
panzón…
sin camisa,
se le ven abiertos los ojos negros
de las chichas.

CANCIÓN DEL NEGRITO
Dormite
que me voy temprano
negrito lindo.
Dormite
negrito calzón rayado.
Los ojos de mi negrito,
blancos
son,
las manos de mi negrito
lindas son
son, son.
Dormite,
dormite,
dormite…
Dormite hijueputa,
que te come el mono,
o te dormís jodido
o te duermo a palos. . .
el negrito cerró
los ojos.
Se durmió el negrito
calzón rayado